Tamul 2024

Juana con la cascada de Tamul al fondo

4:00 a.m. Sábado. Suena el despertador y aun con flojera y sueño me levanto, quiero seguir durmiendo pero no, hoy no, la aventura nos espera allá afuera y el punto de inicio es lejano, así que hay que madrugar para iniciar a tiempo.

Poco antes de las 5 a.m. nos reunimos con el grupo senderista que en ésta ocasión nos acompaña y partimos en caravana hasta el primer sitio donde pararemos a desayunar: una alejada comunidad del municipio de Jalpan de Serra.

Al llegar a la casa de nuestra anfitriona, aunque apenas está amaneciendo, el desayuno ya está listo: chilaquiles con huevo y frijoles refritos con queso, deliciosos, acompañados de un rico café con leche, té de canela y pan de pulque. En medio de la buena vibra que genera el grupo y la amabilidad de la señora que nos atiende, tomamos el desayuno, procurando comer lo mejor posible, ya que volveremos a tener una comida decente hasta mañana por la noche.

Después del desayuno retomamos el camino en vehículo hasta la comunidad donde los dejaremos encargados; ya estamos en el Estado de San Luis Potosí, de aquí inicia la caminata a pie rumbo al río.

Aunque conocemos el camino, nos acompaña por unas horas un guía local muy joven, quien nos acerca al río hasta donde el considera que es necesario, después se regresa y nosotros continuamos en medio de un fuerte viento que mueve mucho los árboles y que me hace recordar uno de mis mayores miedos (no sé por qué, pero el aire fuerte me provoca mucho miedo), llegando a la ribera del río dos horas más tarde después de donde nos deja el guía. En total, caminamos aproximadamente 4 horas, desde la comunidad hasta el río. Una vez en el río, nos equipamos para continuar con nuestra ruta, como estaremos nadando y flotando en el agua y solo en algunas partes caminando, necesitamos ponernos los chalecos salvavidas, los cascos, y, poner nuestros objetos personales dentro de bolsas secas para que no se mojen.

Y así retomamos el camino río abajo, los paisajes son impresionantes, las pozas enormes y de un azul turquesa que va cambiando de tonalidad según los colores de la luz. Hay aves hermosas a nuestro alrededor; oropéndolas de Moctezuma, ajoles, hocofaisanes, Martín pescador, aguilillas cola roja y cola blanca y muchas otras especies que no alcanzamos a identificar, así como una gran variedad de mariposas.

El primer día fue relativamente fácil, pero los dos días siguientes serían muy diferentes.

En ocasiones el río se torna peligroso, hay rápidos que tenemos que evitar, entonces salimos del agua y caminamos por la orilla, pero después del rápido, volvemos a entrar al agua y ésta nos lleva con mayor velocidad sin necesidad de nadar, solo nos dejamos llevar, es algo muy relajante.

Una de las cosas más impresionantes de éste primer día es escuchar el grito muy fuerte de un animal grande, no sabría decir que es, no ruge, no es felino, es otra especie, pero tampoco se escucha como ave. Intento sacar mi celular para grabar el sonido, pero cuando lo logro, ya no vuelve a escucharse. Este momento es único, casi mágico, porque es justo al atardecer, cuando el sol se está apagando y se asoman las primeras sombras de la noche, y el animal es ahí, gritando entre los árboles, a la orilla del río.

Es tarde, pronto oscurecerá así que procedemos a buscar el lugar para acampar, el cual será bajo la consigna “No deje rastro”: acampamos donde otros ya hayan acampado, establecemos un sitio para ir al baño a no menos de 60 mts del agua utilizando la técnica “del hoyo de gato”, y en ésta ocasión no colocamos casas de campaña (bueno, si se ponen dos casas de campaña), la mayoría dormimos solo en nuestro sleeping bajo la luz de la luna y de un cielo hermoso tachonado de estrellas.

Obvio antes de dormir cenamos lo que llevamos como ración de marcha: tacos de tortillas de harina, nueces, carne seca, almendras, pistaches, atún, etc., etc. Y racionamos cuidadosamente el agua que llevamos para tomar, ya que falta mucho para arribar a un manantial de agua limpia. El río es limpio, potable, pero no tanto como para tomar el agua (km arriba cientos de personas se bañan, lavan ropa, entre otras cosas que no permiten que el agua sea apta para consumirla directamente.

Después de cenar, todos nos acomodamos en nuestros sacos de dormir y poco a poco el sueño y el cansancio va venciendo a cada uno. Yo también comienzo a caer en un sueño relajante, pero en eso veo pasar muy cerca de nosotros cuatro personas, todos sin camisa, pasan casi corriendo, de momento pienso que son el grupo de austriacos que van en el grupo y que decidieron salir a explorar un poco, así que vuelvo a quedarme dormida.

¿Alguna vez han sentido, mientras duermen, que alguien los observa?, bueno, pues eso me ocurre hoy, entre dormida, siento que me observan, abro los ojos y ahí están de pie, justo por mi cabeza cuatro hombres, sin camisa, sin zapatos y con algo en sus manos que yo supongo son cañas de pescar. Remueven un poco nuestras cosas y preguntan con seriedad “¿dónde están los pescados?”, me incorporo, me siento y contesto con tranquilidad que no somos pescadores, no venimos a pescar y les explico que somos senderistas y el nombre de la agencia y así. Uno de ellos ha visto nuestra página en Facebook (benditas redes sociales) y les dice a sus compañeros que es verdad, que él ha visto esa página y que hay un “gringo” en el grupo. Entonces interviene el “gringo” y ya como que el ambiente tenso se relaja un poco y nos dicen incluso de donde son y que van a estar ahí muy cerca de nosotros porque ellos si bajaron a pescar. Al parecer, ellos estaban con sus mujeres y algunos niños y tal vez se sentían inseguros con nuestra presencia. Cabe mencionar que es la primera vez que encontramos gente en esta zona, nunca habíamos visto a nadie. Tal vez ellos tampoco nuca vieron antes a senderistas en esos rumbos.

En varias ocasiones tuvimos que navegar entre rápidos con grandes rocas.

A pesar de entablar plática con ellos, paso una muy mala noche, con pesadillas, con miedo, como responsable del grupo, mi preocupación es mayor. Afortunadamente llega el siguiente día y después de un ligero desayuno de senderistas, reiniciamos el camino. Los pescadores ya se han ido antes que nosotros, solo encontramos algunos rastros del lugar donde acamparon la noche anterior, muy cerca de nosotros.

Sin mayores contratiempos continuamos, un poco después del medio día llegamos al manantial mencionado anteriormente; un manantial precioso e impresionante; el agua sale de una cueva a borbotones y en grandes cantidades, la primera vez que lo vi, hace más de un año, ni siquiera pudimos acercarnos por la fuerza del agua. En ésta ocasión es posible, ya que debido a la sequía que se ha presentado este año, la cantidad de agua es menor. Aun así, es bellísimo el lugar, además, su presencia nos recuerda que ya estamos muy cerca de nuestro objetivo: La Cascada de Tamul.

Después de las fotos y videos que no podían faltar ante tanta belleza, continuamos río abajo y unos metros más adelante se abre ante nosotros el espectáculo más hermoso de todo lo que hemos visto durante el recorrido: La cascada, cayendo desde lo alto del río gallinas hasta unirse con el Santa María, formando arcoíris con los rayos del sol del atardecer. Pero no podemos detenernos tanto tiempo, es tarde y tenemos que cruzar y llegar hasta La Morena; donde saldremos del agua e iniciaremos una caminata montaña arriba hasta llegar a otra comunidad donde ya nos esperan.

Así que después de varias maniobras para asegurar la integridad de todo el equipo, comenzamos a cruzar uno a uno y ya al estar del otro lado de la cascada, seguimos nadando-flotando río abajo. El lugar sigue siendo igual de hermoso pero la desesperación comienza a apropiarse de algunos senderistas, el tramo que hay que recorrer es demasiado largo y las aguas muy lentas, además ya es muy tarde, hace frío y todos queremos salir pronto del agua.

Sumado a esto, las lanchas con turistas pasan a nuestro lado y nos miran entre asombrados y confundidos, creo que piensan que estamos locos, los lancheros nos dicen bromeando que nos apuremos, que por la noche salen los cocodrilos, y así, seguimos avanzando, cada vez con mayor dificultad, pero con la fuerza y determinación que solo los que hacemos senderismo sabemos que tenemos que sacar quien sabe de dónde.

Es de noche, al fin logramos llegar al sitio donde salimos del río y ahora caminaremos. Pero hay un problema: el guía local nos iba a esperar a las tres de la tarde y son las 8 de la noche, así que tendremos que confiar en nuestras habilidades y experiencia adquirida para encontrar el sendero. Nos cuesta un poco, lo reconozco, pero lo encontramos y comenzamos a subir y subir y subir. A media noche llegamos a la comunidad, Ahí Carlos y su familia nos esperan, a pesar de la hora, están despiertos y tienen la comida caliente y el espacio que nos prestarán para dormir disponible.

Al fin, comida rica y un lugar seguro. Ahora a dormir unas horas. Mañana falta la última parte de esta aventura.

Amanece. Es el tercer y último día de ésta aventura, Carlos y su esposa nos ofrecen un abundante y delicioso desayuno, después procedemos a partir de ahí. Carlos y su hermano son ahora nuestros guías locales. Su función es llevarnos entre su comunidad y la comunidad donde iniciamos el primer día, ahí están nuestros vehículos y ahí es adonde tenemos que regresar.

Iniciamos muy temprano el recorrido, la subida es muy pesada al principio, pero después hay de todo: bajadas, planicies, subidas nuevamente. Las vistas son muy bonitas. Y hay aves, muchísimas aves. Algún día quiero volver aquí solo para observar aves. Pero también hay pinolillos, y a cada descuido se suben en nuestra ropa, se meten en nuestra piel y nos causan malestares que por experiencias previas sabemos que tardarán semanas en desaparecer. Pero aquí vamos, la buena actitud se mantiene y el apoyo entre el grupo se ha fortalecido.

Después de muchas horas de camino, las ultimas ya muy difíciles, tanto por los pinolillos como por el calor y que el agua ya se está agotando en nuestras botellas, llegamos a nuestro objetivo. Ahí nos despedimos con cierta nostalgia de Carlos y su hermano, sobre todo porque ellos van a desandar el camino, les llevará otro medio día regresar a su casa. Y nosotros, nosotros a nuestros vehículos, a despedirnos con abrazos llenos de sudor, de tierra, de pinolillos, pero con mucho afecto, porque eso es lo que más me gusta de todo esto, que en los días que convivo con los senderistas se establece un lazo afectivo, de complicidad, yo diría que hasta de amistad, porque cada cosa que vivimos, que sentimos, que sufrimos, que nos emociona, yo lo siento igual, se me olvida que soy la guía, me siento parte del grupo.

Vídeo del reconocimiento de ruta en febrero de 2023.

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