ruta guacamaya

Juana por el “camino viejo” entre Atarjea y Santa María de los Cocos

Amanece. Estamos en Atarjea, Gto. Después de un sabroso desayuno en la casa de Yuri, emprendemos nuestra aventura de hoy. Anoche nos dormimos tarde; dos de nuestras senderistas estrellas; Moni y Jael, venían desde muy lejos y llegaron a medianoche, así que dormimos pocas horas pero ya estamos aquí, todo el grupo reunido en el punto de inicio.

Después de dar las indicaciones correspondientes, iniciamos la caminata, ésta vez es por un cañón. Anoche nuestros anfitriones nos contaron algunas historias y unos km río abajo encontramos las ruinas de lo que fue una hacienda en el periodo de la dominación española, sitio que fue testigo de una de esas historias que conocimos ayer. Así que ahí hacemos una escala para hablar un poquito sobre el lugar (cosa que a mí me encanta), y después continuamos por varias horas sin mayores contratiempos.

Hay una parte en este cañón donde dos montañas están muy cerca una de la otra y en medio pasa el río, no recuerdo el nombre, pero creo le dicen Las Tinieblas o algo así, si el nombre es otro, ahí me corrigen. Bueno, el punto es que aquí estuvimos en una situación de riesgo, ya que en dos ocasiones nos tocó escuchar piedras cayendo, y efectivamente, si hubo caída de piedras un poco más delante de donde iba el grupo, afortunadamente cayeron lejos de nosotros.

Otro dato curioso que nos pasó fue escuchar en lo alto del cañón, justo arriba de nosotros, el llamado, muy particular de una mamá puma a sus cachorros. Es muy interesante como les llama para advertirles de alguna amenaza, ya que no ruge, sino que hace un sonido que uno pudiera confundir fácilmente con el de un ave. Solo que cuando nos detuvimos a escucharla con más atención y con la intención de grabar el sonido, ya no volvió a hacerlo.

Más tarde, pudimos ver al trogón, pájaro bandera o coa, llamado también Quetzal queretano, por los colores tan llamativos y bonitos que lo caracterizan.

Durante una parte del camino escuchamos muchos ruidos, un poco extraños, eran como risitas en lo alto de los árboles, y nos dimos cuenta que eran coaties (comúnmente conocidos como tejones), su ruido, similar a una risita burlona, me recordó a las historias que de niña escuché de mi abuela, del abuelo de mis hijas y de otras personas, sobre la creencia de que por ese cañón las “brujas” de comunidades vecinas asustaban a los comerciantes y arrieros cuando madrugaban o se les hacía de noche en andar entre Atarjea y Santa María de los Cocos y ranchitos vecinos.

Todas las historias que escuché coincidían: las “brujas volaban” de un árbol a otro, se reían burlonamente de quien iba pasando debajo de los árboles y hacían que sus caballos se asustaran. En una ocasión, incluso, se decía que habían ocasionado que una chica muy guapa se cayera del caballo en donde viajaba, ya que “las brujas” le tenían envidia y coraje porque ella iba a vender pulque a Atarjea y como era joven y guapa, terminaba muy rápido sus ventas mientras que las mujeres de la competencia en la venta de pulque no eran nada bonitas y por lo mismo no tenían el mismo éxito, por lo tanto, hicieron que se cayera y se le tirara todo su producto.

Sin embargo, durante esta caminata, pude darme cuenta que no fue así, las “brujas” seguramente eran coaties, que al ir de rama en rama en los árboles pareciera como que volaran, hacen su ruidito como si se estuvieran riendo y cómo andan en manadas, se escuchan muy fuerte y tal vez su ruido asustaba a los caballos.

Al atardecer, llegamos a Santa María de los Cocos, aquí nos hospedamos en Santa María Camping, donde descansamos alrededor de una fogata, calentamos agua en un recipiente, para luego bañarnos a jicarazos (como debiera ser en todos lados para ahorrar agua). Luego, doña Concha, mi mamá, nos ofreció una rica cena y nos dispusimos a descansar, ya que nos esperaba un segundo día de caminata, más corto, pero más pesado que el primer día.

El segundo y último día de la caminata nos levantamos muy temprano; hay que salir del camping a las 4 a.m. para llegar al amanecer al Sótano Del Barro. Este lugar es una de las simas verticales más grandes del mundo y Zona Núcleo de la Reserva de la Biosfera Sierra Gorda de Querétaro desde 1994. Las zonas núcleo son sitios de alto valor para la conservación del medio ambiente, esta zona en especial es considerada Santuario de la Guacamaya Verde (Ara Militaris), por albergar en su interior a una colonia de ésta especie.

Mónica y el sótano del barro

Al llegar estaba un poco nublado pero esperamos por un rato y finalmente la niebla se disipó y pudimos ver el amanecer en todo su esplendor desde la orilla de la cavidad. Después retomamos nuestro camino rumbo a una comunidad vecina, donde, después de caminar por el bosque durante varias horas, llegamos a la casa de doña Caty, un lugar donde se come riquísimo, y la plática con ella y con José, su esposo, hace de la hora de la comida, un verdadero placer entre anécdotas, chistes y risas a más no poder.

Después de la comida y la plática tan amena, continuamos por un camino viejo, muy viejo, con una bajada que parece no terminar, allá abajo se ve el pueblito de Atarjea, de donde salimos el día anterior, parece cerca, pero caminamos y caminamos y el camino va serpenteando y bajando pero no termina.

Finalmente, unas dos horas más tarde, llegamos a nuestro objetivo: Atarjea. El circuito ha sido concluido con éxito y todo el grupo estamos felices de haber llegado sin contratiempos y con nuevas historias que contar cuando lleguemos a casa. Por ahora, nos despedimos, pero solo por ahora, hay muchos otros Caminos Viejos esperando por toda la Sierra Gorda para ser recorridos.


Una cascabel cola negra que descubrimos en la ruta

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